lunes, 27 de diciembre de 2010

LA GALERÍA DE LA ACADEMIA (FLORENCIA III)

Continuando con el relato de Florencia (I) y (II) voy a proceder con esta maravillosa Galería.

La mañana del segundo día teníamos una cita, a las diez teníamos que visitar la galería de la Academia. En mi cabeza tenía una idea clara como la mitad de un huevo. El David de Miguel Ángel estaría allí, el original, ¡rechace imitaciones!. Y junto a él, mil esculturas más del mismo calibre. Iba a ser una visita interesante pero no salió como esperaba...

Extraído de la wikipedia:
La Galería de la Academia es uno de los museos básicos de Florencia, dedicado a escultura y pintura (e instrumentos musicales, añado yo). Se encuentra en la Vía Ricasoli 60, cerca del convento de San Marcos.

Salimos del hostal y cinco minutos más tarde ya estábamos a las puertas. Junto a ellas, una cola kilométrica que parecía la oficina de racionamiento de cualquier país en guerra, un día que se ha corrido la voz de que ha muerto algún caballo. Nosotros, como llevábamos las entradas pre-compradas (gracias por el consejo, madre), recé por las almas de aquellos pobres incautos y nos dirigimos a la puerta saltándonos la cola como los VIP's en las discotecas chulis. Ahí nos bajaron de la nube con un jarro de agua fría en forma de dedo que señalaba la cola de los VIP's, que por lo que se ve, había unos cuantos aunque en unos quice minutos ya estuvimos dentro.

Exteriores de la Galería


En la primera sala hay un montón de cuadros entre los que destaca algún que otro lienzo enorme. No perdí mucho tiempo aquí aunque me llamó la atención “la mujer de la silla que chista”. No era un cuadro, era más bien una escultura porque no se movía absolutamente nada a pesar de estar viva. Lo único que hacía era chistar cada vez que alguien sacaba la cámara del bolsillo. Lo hacía igualito que una locomotora de vapor cuando frena en la estación.

La sala contigua a la derecha, está llena de instrumentos musicales. Había unos viejísimos, otros de formas imposibles y otros que era imposible que sacara un sonido agradable. Había incluso unos cuantos para probar y para los que no se podían tocar, hay ordenadores que reproducen sus sonidos. Curiosa sala que no pegaba con el resto.

Auténtico violonchelo de Stradivari (1690), fabricado para el Gran Príncipe Ferdinando .

Retrato del Gran Principe Ferdinando (Fernando de Médici), quien murió loco
de amor (esta claro que no con su estilista).

Piano vertical más antiguo conservado. Original del inventor Bartolomeo Cristofori.


La tercera sala es la del David. Según entras ya lo ves al fondo, en un sitio provilegiado con esas cavidades abovedadas al rededor, que lo hacen destacar más aún. A su alrededor un porrón de gente mirándole el pinganillo. Para llegar a su altura hay que tomar muchos Petit Suis (vaya chiste...), hay que pasar por delante de unas seis esculturas más, la mayoría de Miguel Angel aunque hay algunas en duda por sus cinceladas más zaborreras. Esta esculturas están a medio hacer. Siguiendo la teoría del propio autor, lo que intenta expresar es que dentro de cada bloque de mármol hay una escultura esperando que la saquen a relucir... Vamos a ver campeón, a mitad de escultura se te ha ido la mano con el martillo y te has cargado un detalle que te gustaba mucho como la nariz respingona o algo de eso y te ha entrado la rabieta de dejarlo tirado. Eso, o te cansabas, o te ofrecían algo mejor y como “yo soy el artista y yo lo valgo” lo dejas a medias con la excusita. Por cierto, T. deberías haber tomado nota de la excusa para cada vez que dejabas un cuadro a la mitad...

Sala del David

Tres de las esculturas a medias o "prisioneras"


A continuación de esta sala hay otra con esculturas de yeso (moldes de las reales ó simplemente ensayos de los alumnos de la Academia). En el segundo piso sólo había expuestas pinturas de los siglos esos donde no sabían pintar todavía (anteriores al XV). Me refiero a esos cuadros de gente amorfa y con unas perspectivas que dan ganas de llorar. Además, el 95% de las pinturas eran “Cristo en la cruz con la lanzada en el costillar” y después de ver 20 ya aburre. Eso si, al igual que se hace en la actualidad con las películas malas actuales en las que para atraer al personal incluyen uno o varios de los factores mágícos creadores de audiencia (zombies, ninjas, señoritas al natural y sangre) en estos cuadros de pésimo atractivo solía haber, un zombie (técnicamente, según el diccionario, lo es) y chorrancanos de sangre super gores (los ninjas se desconocían en esa época y las señoritas "au naturel" debían estar mal vistas en las representaciones).

Me gustaría incluir aquí un pequeño homenaje a alguien muy especial. Filippo Brunelleschi es uno de mis superhéroes favoritos, no sólo por sus obras arquitectónicas que de por sí ya me tenían conquistado, sino por su mayor aportación a la humanidad. Qué grande, qué genio, qué tiparraco, a este me lo llevaba de fiesta. ¿Qué diantres habrá hecho el mindundi este?, os preguntaréis. Pues bien, este portento humano le dio un vuelco al arte y sentido a la vida de muchos. Resolvió el problema que hace que mucha gente, entre los que me incluyo, nos den ganas de vomitar cuando vemos un maldito cuadro del siglo XIV, de esa época en la que no sabían pintar porque todavía no había llegado mi amigo B., esos cuadros sin perspectiva, sin proporciones, de parbulario, los de la Academia vamos. Lo siento para el que le guste ese tipo de arte, pero un servidor siente náuseas al ver una pintura que por muy bonito que sea el marco, los colores o las salpicaduras de sangre, no deja de tener la misma profundidad que una pintura rupestre o un jeroglífico de los hombres-bestia-dioses. Lo desvelo ya, Filippo Grandioso Brunelleschi formuló las leyes de la perspectiva cónica dando comienzo a la era de oro de la pintura de visión realista y el fin a la tenebrosa era de las proporciones parbularias hace poco retomadas para crear South Park. ¡Gracias B.!

Un cuadro feo aunque no tanto.

Este si que es feo con avaricia.

Este es F. Brunelleschi quien, después de revolucionar el arte, del asombro se
quedó de piedra y descansó.


Concluyendo con este museo, esta galería es chiquitina, se ve en dos horas y cuesta 15€ si lo compras con antelación. Si, al contrario, lo compras in situ es más barato pero te arrepentirás. Yo lo reconozco, soy un lisiado cultural y las obras me gustan o no me gustan. Personalmente sólo por ver el David si que volvería a pagar la entrada. Lo demás me pareció en su mayoría morralla (ya podéis lanzar las piedras).

Sobre el David. Miguel Angel se encargó de darle forma a partir de un bloque reciclado que otro escultor estropeó con torpeza. Varios escultores más intentaron aprovechar este bloque enorme, apodado “El gigante” (irónico, ¿no? ya que David se suponía bajito y debilucho) por los 6 metros que medía en origen. Miguel Ángel tardó dos años en esculpirla y en 1504, la colocaron en la Plaza de la Signoría donde hoy se encuentra una copia. En un principio estaba destinado a situarse en lo alto de uno de los contrafuertes de la Catedral, sin embargo, quedó tan bien que les pareció un desperdicio dejarlo tan alejado de la vista. La escultura guarda un secreto en sus proporciones. Está esculpida con la intención de que se vea desde abajo y que desde ese punto parezca que tiene las proporciones perfectas. Sin embargo, si nos alzáramos a la altura de sus ojos (5,2 metros nada más), veríamos que tiene una señora melondra que de ser real sólo podría usar camisas de botones. Por otro lado, el gachupino este gastaba unas manos de abanicador de multitudes, parecen aspas de molinos. Se discuten muchas teorías sobre su pose y expresión, unos dicen que es justo antes de atacar al gigante, otros que justo después de vencer, lo único que os digo yo es que, sea cuando fuere, hacía mucho mucho frío. Para terminar, esta escultura ha sufrido más de un revés, nada más terminarla, una muchedumbre la apedreó porque no la querían en la plaza. En otra ocasión le cayó un rayo. Durante una revuelta le amputaron un brazo y la dejaron así 16 años. Y no hace mucho un locuelo le machacó el meñique con un martillo. Su alegación: “Me miraba mal”.

De fuera a adentro, "el David" en detalle incluída la controvertida expresión facial.



Dejo este video de la galeria para los que quieran saber un poco más de su aspecto. No es mío:




Hasta aquí llego por hoy. Seguiré con Florencia.
¡Hasta Pronto!

miércoles, 8 de diciembre de 2010

SANTA MARÍA DEL FIORE, EL CAMPANARIO DE GIOTTO Y EL BAPTISTERIO (FLORENCIA II)

Continuando con el relato de Florencia (I), me meto de lleno a mostraros el conjunto que conforman estas obras maestras en la mejor plaza florentina.

La Basílica de Santa Maria del Fiore es la catedral (duomo) de Florencia. Una de las iglesias más grandes de italia, y el mayor punto de interés de Florencia, Santa María del Fiore es, para muchos, la primera obra maestra de la arquitectura renacentista.

Skyline de la plaza fiorentina.

Foto de la plaza con un efecto raro raro raro. (No hace falta decir que no es mía)


Aunque la iglesia fue diseñada por Arnolfo di cambio en 1296, la cúpula no se empezó a construir hasta principios del siglo XV. Di Cambio llevaba mucho tiempo muerto, y ninguno de los arquitectos de la época sabía como construir una estructura tan colosal, puesto que en Florencia estaba prohibido utilizar contrafuertes y el mortero tardaba varios días en secarse.

Espectacular frontal de la Basílica

Lateral de la Basílica.


Pero no todo estaba perdido. En un sorprendente giro de los acontecimientos, Filippo Brunelleschi, arquitecto que había sido derrotado en un concurso para diseñar las puertas del baptisterio, ganó en la competición para construir la cúpula. Y lo hizo por delante de Lorenzo Ghilberti que previamente le había derrotado.

Contrafuertes de la cúpula.


Brunelleschi inventó máquinas para subir los ladrillos de la cúpula de modo que llegaran hasta los albañiles, y consiguió construir toda la cúpula, de 115m de altura, sin usar cimbra (una estructura de apoyo para sostener la bóveda mientras se colocan los ladrillos). Este método fue revolucionario ya que otra opción que se barajaba era rellenar toda la catedral con tierra para construir la cúpula encima. Con más de cuatro millones de ladrillos, la cúpula quedó terminada en 1436. En 1446, tras la muerte de Brunelleschi, se añadió la linterna. Cuando se terminó esta catredral, resultó ser la mayor de Europa con capacidad para 30.000 personas recién duchadas. Actualmente es la quinta más grande según la wikipedia.

La magnífica cúpula que tantos dolores de cabeza dio.

Aquí es donde caben 30.000 gachupinos...

... y esto es lo que miran cuando están a punto de asfixiarse... por lo menos es bonito.


La primera vez que vi la catedral fue todo un shock. Veníamos de celebrar mi cumpleaños en el restaurante, semiperdidos por las callejuelas de otra época del centro florentino y en total soledad por la ya entrada noche. Fue así, zigzagueando, cuando al girar a la izquierda en una esquina cualquiera y sin previo aviso (¡coñe, estas cosas se avisan, que luego la gente se atraganta!), apareció orgulloso, inmenso e inamovible, el culamen más grande y a la vez bonito que jamás he visto. ¡Vaya trasero que gasta la catedral! No veas la impresión al ver y reconocer esa grandiosa construcción en mármol tricolor (curiosamente comparte los colores de la bandera italiana con tres tipos de mármol diferentes, blanco, verde y rojo), y vaya hermosura de cúpula, más grande que la esperanza de un pobre, por la que tantas horas había estado trepando (en el Assassin's Creed). Cuando pude reaccionar y separar la vista de tamaño espectáculo miré instintivamente a la izquierda buscando a un gigante conocido y allí estaba. ¡Vaya preciosidad el Campanario de Giotto!

Culamen de Santa María del Fiore

Aunque no lo parezca, esto es lo que se ve del Campanario si te tumbas a sus pies boca arriba.
(El ojo humano capta muchas más cosas que una mala cámara de fotos)


Aunque lo empezó el célebre arquitecto y pintor Giotto di Bondone en 1334, mientras ejercía de capataz en la construcción de la catedral, este famoso campanario gótico aún no estaba terminado cuando Giotto falleció. Andrea Pisano le relevó, pero en 1348 murió víctima de la Peste Negra.

En 1359 la torre fue completada por Francesco Talenti, que se apartó del plan original de Giotto en el diseño de las tres plantas superiores. Lo que hizo fue agrandar cada planta de modo que, al ver la torre desde abajo, la perspectiva hace que los tres pisos parezcan del mismo tamaño.

Vista de la torre desde su base


La torre está recubierta de mármol blanco de Carrara, mármol rojo de Siena y mármol verde de Prato (al igual que la catedral). Para llegar a la cúspide hay que subir 414 escalones en forma de espiral asi que sólo es apto para gente con buenas patejas. Por cierto, vi a un padre subir con mochila modelo turistón y crío de unos 4 años en un arnés al pecho, ¡olé! (true history).

Torre desde la propia catedral


En una de las casas colindantes, que seguro que tienen su propia historia pero la desconozco, hay dos grandes esculturas de dos hombres de vestimentas de épocas dispares entre si. Se trata de Arnolfo di Cambio, quien diseñó y construyó la mayor parte del duomo y, a su derecha Filippo Bruneleschi, quien observa pensativamente su obra capital.

Arnolfo y su colega, Brunelleschi, descansando después de tanto trabajo


Volviendo a la Catedral, ya por la parte delantera se te cae la babáncana al ver la preciosa fachada con los incontables detalles que la adornan. Entre el Duomo y la torre, casi se me parte el cuello de mirar para arriba, eso sí, no paré hasta que encontré un relieve de Wally. Justo delante de la puerta principal se encuentra el Baptisterio, que sigue la estética de los demás. De él es destacable la puerta principal cubierta de detalles a cascoporro y diseñada por el archienemigo de Brunelleschi, Lorenzo Ghilberti.

Baptisterio


Se cree que el Baptisterio es el edificio en pie más antiguo de la ciudad. Se cree, debido a las excavaciones que así lo apuntan, que el Baptisterio se encuentra sobre un edificio romano de la antigua Florentia (probablemente una torre de guardia). Con certeza se sabe que en el siglo IV se construyó un primer baptisterio octogonal en ese emplazamiento. Más tarde en el siglo VI, Theolinda, reina de los Lombardos, construyó el primer baptisterio cristiano sobre el anterior para conmemorar la conversión de su marido. Se convirtió así en la segunda basílica extramuros (después de la que se conoce ahora como la basílica de San Lorenzo). La forma actual comenzó a construirse en el año 1.059 y poco a poco se le dio forma hasta que entre los siglos XIV y XVI se le añadieron las famosas puertas entre las que se encuentra la de Ghiberti.

Interior del Baptisterio


Ghiberti, a la edad de tan sólo 21 años, ganó el concurso para construir las preciosas puertas en bronce. Tardó 21 largos años en completarlas y el resultado es inmejorable. Las puertas constan de 28 paneles de bronce tallado, 20 de los cuales representan escenas bíblicas del nuevo testamento y las 8 restantes a algunos de los evangelistas de moda. Tras 21 años haciendo el mismo trabajo con tan genial resultado, se cubrió de fama y recibió encargos a punta pala incluyendo algunos del mismísimo Papa. No obstante, el encargo que más me ha llamado la atención es el de realizar las Puertas Este del mismo Baptisterio fiorentino, para el cual, tan sólo tardó con la ayuda de su equipo de artistas la friolera de 27 años. En total, 48 años de su vida haciendo cuatro puertas, eso sí, muy cucas.

Puerta Norte (la de 21 añicos de construcción)

Puerta Este (Puerta Paraíso de Ghiberti, la de 27 añicos de currele,
nótese que molan bastante más que las otras, en parte porque usa la perspectiva cónica)


Para terminar, mencionar que esta plaza es impresionante. Tanto de día como de noche, aunque prefiero la segunda opción, cuando los turistas están durmiendo ó comprándose piernas nuevas en el mercado negro, detrás del hospital, junto al cementerio. Lo de tener esas tres maravillas prácticamente para ti sólo es una gozada. Verlo, con o sin luz, es como ver dos sitios completamente nuevos. Por el día, las partes de mármol blanco brillan que da gusto, más aún ahora que acaban de pasarles la balleta (ya tocaba). Por la noche dan ganas de tumbarse en una hamaca para admirarlos sin perder detalle ni vértebras. Por desgracia, las visitas a su interior son sólo de día y hay tantos turistas que se te van las ganas de entrar sólo por no tener que esperar horas al sol (esto último me ha recordado que cuando fui a Port Aventura con 15 años esperé sin rechistar 2 horas para subir al Dragon Khan, en fin, otros tiempos, ahora no tengo paciencia, me lo ha debido pegar M.). La catedral creo que costaba 6-8€, el baptisterio lo desconozco y la torre eran 6€ (más las rodillas nuevas). Me hubiera gustado mucho subir a la torre pero al final lo dejé para la próxima porque no vi ningún montón de paja en los alrededores. Aparte, después de 7 horas (sí, siete en letra) de patear museos hubiera llegado a la cima con los muñones y habría tenido que bajar haciendo la supercroqueta.

Para terminar, vuelvo a dejar el video que preparé por si queréis verlo sin tener que volver al anterior capítulo:

Continuaré el relato con la Galería de la Academia. ¡Hasta pronto!

viernes, 3 de diciembre de 2010

FLORENCIA (I)

Tras el rollo macabeo que os habrá supuesto leer el artículo sobre Roma, este he decidido hacerlo mucho más escueto... ¡Venga ya! Florencia me encantó y, aunque estuve sólo dos días me dio tiempo a ver un millón de cosas. También es verdad que no voy a comentar todas, los cuadros y las esculturas, salvo casos puntuales, me los voy a ahorrar. Aun así, arduo trabajo es el que me espera. Lo que si voy a hacer es partir la entrada en trocitos y así lo digerís mejor.

Empiezo con el video:



LA HISTORIA

Florencia (Firenze en versión original) es una ciudad de 370.000 habitantes. Su origen se remonta a la época romana. En el 59 a. C. Julio César quiso tener un ejército en esa ubicación y creó Florentia para darles cobijo junto al río Arno. Fue capital de Italia durante 6 años en 1865 durante la Unificación Italiana. En la edad media fue un importante centro cultural, económico y financiero. Tenían bancos a cascoporro, hasta el más tonto tenía uno. Fijaos si fueron importantes que llegaron a imponer en gran parte de Europa el Florín de oro como moneda de moda. En Florencia se originó en el s.XIV el movimiento artístico denominado Renacimiento. De esta ciudad surgieron las tortugas ninja, Leonardo, Miguel Ángel, Donatello, Rafael, ... y muchos otros autores como Verrochio, Fraangelico, Giotto, Lippi, Botticelli, Alberti, Brunelleschi, Dante y Maquiavelo.


Los famosos pintores de fiesta loca

Maqueta de la Florentia del ejército romano

Cuadro de la Florencia medieval


MI HISTORIA (LA QUE MOLA)

Salimos de Roma en tren hacia Florencia. El tren salió puntual y nos tocó el mítico trenecito con compartimentos de seis viajeros. En plan “el de Harry Potter” pero de este siglo. Hasta pasó un gachupino con disfraz de botones, un carrito enano y una campanilla vendiendo caramelos y chocolatinas. Si alguna vez vais en este tipo de trenes, sabed que hay mucho listillo que se sentará en el primer asiento que pille. Están numerados y puede ser el vuestro. Que no os engañen. El tren en si es muy cómodo, fresquito y rápido. Creo recordar que tardamos como dos horas en llegar a Florencia, eso si, aquí hubo un pequeño problema. El tren directo te deja en la estación más externa de Florencia (Florencia Rifredi). Una vez allí nos informamos y descubrimos que existe un tren gratuito que pasa cada poco tiempo y que te lleva los tres kilómetros que separan la estación externa de la estación correcta (Santa María Novella ó Firenze S.M.N. como pone en los carteles). Un consejito financiero sobre los trenes italianos. El sistema ferroviario de los vecinos de la península itálica es francamente bueno. Es complicado encontrar un destino mínimamente grande al que no lleguen varios trenes al día. Si tenéis que utilizar un regional, es barato aunque tendréis que invertir mucho tiempo por la cantidad de paradas pero, si tenéis la posibilidad de encontrar un tren más “directo”, (aquí viene el consejo) entrad en la web www.trenitalia.it y sacadlo con antelación. Si lo sacáis con la suficiente premura podéis conseguir hasta un 30% de descuento, que no es poco.

Distancia entre las 2 estaciones (Rifredi y SMN)


Llegamos a Florencia el mejor día del año, el 9 de agosto. Bonita estación la que tienen estos florentinos. Como de costumbre, mucha gente durmiendo por los suelos, tanto viajeros como gente que quisiera viajar pero no puede (no tienen posibles, abuela). Al salir de la estación un sol de justicia nos obligó a hacer una reverencia. ¡Madre mía qué calor hace en pleno agosto y a medio día!.

Interior de la estación un día de huelga porque cuando fui yo estaba hasta arriba.


Nada más acostumbrar la lomera al calor abrasador y las miraderas a la intensa luz, lo primero que vi fue la increíble Iglesia de Santa Maria Novella, la cual da el nombre a la estación de ferrocarril y ofrece gentilmente el culamen a todo viajero que sale de ella. La parte trasera no está mal pero lo interesante está en la fachada así que aconsejo que os molestéis en andar lo poco que hace falta para ver la delantera. De todas formas, de esta iglesia hablaré más adelante. Era el momento de encotnrar el hostal.

Culamen de Santa María Novella

Fachada de Santa María Novella, ¿a que es más interesante que el culamen?


Anduvimos diez minutos aproximadamente con las maleticas a cuestas y con el GPS en huelga hasta que llegamos al hostal. Maldita sea la estampa del GPS que siempre que se ha fastidiado, aunque hayan sido pocas veces, ha sido cuando lo necesito de verdad o cuando tengo que presumir de él. Se llamaba hostal "Residenza le Rondini" y estaba a 3 minutejos de la Basílica de San Lorenzo, al norte del centro histórico de Florencia. No era el más barato pero sí el que más confianza inspiraba por ese precio, además estaba cerca de la estación y eso al final se nota a la hora de la comodidad. Se trata de un hostal humilde, de estilo clásico/antiguo y, como todo lo clásico/antiguo que se precie, estaba en un maldito cuarto piso sin ascensor, eso si, con esas escaleronas viejas que cada escalera apenas subes nada en vertical y, que además, te dan ganas de patear al arquitecto porque la huella de la escalera es anormalmente larga (unos 2 pies), lo que hace que cada dos pasos des un traspiés para seguir la marcha y que de paso acabes con dolor de riñones. Como puntos positivos destaco la simpatía y predisposición de los empleados, que sin pedirles nada nos lo dieron todo y nos guiaron por la ciudad con sus consejos de autóctono resabiado. También destaco como positivo el hecho de que admiten tarjeta de crédito. Por otro lado, como puntos negativos he de destacar que no tiene cocina de uso común, es viejecillo, no tiene ascensor y el aire acondicionado que en la web publicitan resulta ser uno de esos pingüinos portátiles que por un lado enfrían y por otro calientan el doble. De esos que tienes que sacar la manguera por la ventana para regalarle el calorcillo al desgraciado vecino más próximo, y por lo que casi pierdo la vida de forma indirecta. ¿Cómo? Os preguntaréis. Lo aclaro:

Bien, al dejar la ventanica abierta para que refrescara por la noche una horda de diminutos y demoníacos banqueros alados, entró silenciosamente para realizar conmigo un infernal trueque en el que por su puesto iba a salir perdiendo y no por el T.A.E o el I.B.I. ó el I.R.P.F.... (voz de Henrry Felgueroso ON) ¡Compañero del metal! Chupáronme la sangre, chupáronme la sangre... hasta casa Dios. ¡Cagon mi máquina! Dejáronme a cambio avones y pústulaciones que al día siguiente metía miedo como el Guayomin sin maquillar. Los paisanos furiatones se apartaban de mi como si fuera un leprosín tosiendo en el Molinón. Creo yo que cada bicho de esos valía para una transfusión de urgencia, y si no, a uno de esos le haces tragar 4 granos de arroz y menuda morcillona buena pa las fabes saldría. El ejército debería estudiarlos para averiguar como transportar tanto peso con tan poco cuerpo. Revolucionaría la aerotransportación.

Lo que pasó por la noche...
...lo que pasó de día. Foto mía después del maléfico ataque de los mosquitos.
Obsérvese la reacción de los ciudadanos. Si, es más intensa de lo normal.


Volviendo al tema del hostal. A pesar de los puntos negativos (excepto del de los mosquitos), por precio y situación fue una decisión acertada. He de mencionar también que en el hostal este se administran un poquito mal porque al llegar no tenían nuestro guariche. Lo bueno de esto es que lo solucionaron ofreciéndonos una mejor por el mismo precio. En concreto una suite con terraza y excusado (para los que se estén riendo del finolismo, siempre queda mejor decir excusado que cagadero, aunque lo digas con acento francés “cagadegó”).

Ubicación del hostal en Street View


En este momento llegó la mayor sorpresa del viaje, pero antes, tengo que poneros en antecedentes ya que creo que hasta ahora no lo he aclarado. Este viaje lo hice en compañía de otra persona, una buena amiga que conocí en Viena, S.. S. sabía que el mejor día del año (lo que viene siendo el 9 de agosto, digan lo que digan) es mi cumpleaños y, como le parecía tristérrimo que no lo celebrara ó que lo celebrara yo sólo tan lejos de casa, decidió prepararme una fiesta sorpresa. Fue todo un detalle por su parte. Por lo que se, se dedicó a mover hilos entre mis amigos de Viena, que ella también conocía, a través de las poderosas redes sociales y trató de organizar algo prácticamente imposible. Al llegar al hostal, me lo confesó todo y me dio la extraordinaria noticia de que había logrado convencer a K. y a su novia A. para que cambiaran sus planes de visitar Grecia y que en su lugar viajaran por la bella Italia y, que concretamente, el 9 y 10 estuvieran en Florencia. Imaginaos mi sorpresa cuando vi al rubiales acercándose por la calle con su sonrrisilla de Jocker. No daba crédito a mis propios ojos.

Tras desempolvar el inglés con los respectivos saludos y algún que otro “What the f*** are you doing here?”, nos dirigimos a la plaza del Mercado Central donde debido a la hora comimos y disfrutamos del ambiente toscano de capital. Comimos sendos paninis (lo que viene siendo un bocata) preparados in situ por la charcutera jefa de una tiendecita octogenaria de un rincón de la plaza. Muy recomendables aunque el precio no corresponde con el de un bocata. Acabé llegando a la conclusión de que es más económico comer una pizza recién hecha y de restaurante que cualquier otra cosa (depende de qué pizza, claro está). Tras la comida y la charla nos despedimos hasta la noche.

Plaza del mercado Central. La charcutería está detrás de los árboles.


Al anochecer, antes de que el ilustrísimo ayuntamiento fiorentino prendiera las luminarias, K&A se acercaron a nuestro hostal. No les costó mucho puesto que estaban alojados en un hotel puerta con puerta con el nuestro. La idea era ir a cenar pero me sorprendieron con unos regalos y nos quedamos charlando un buen rato. K., fiel y a la vez infiel a sus costumbres, me regaló una botella (parte fiel) de ron (parte infiel porque siempre siempre era vodka ó algo relacionado con el vodka que para algo es su producto nacional del que tan orgulloso se siente). Como dicta el Real Decreto 1513/2006 el cual establece las Enseñanzas mínimas de la Educación Primaria (true history), era de menester abrirla y brindar entre todos aunque Drácula siguiera en la caja de pino. Por ello, tras dos horas de charla intercalada con brindis varios (¡por nosotros!, ¡por el futuro!, ¡por que no haya cucarachas!, ¡por el Rey de Gondor!...), partimos hacia el restaurante, el cual, estaba juto a la Iglesia de la Santísima Trinidad, a una media hora o quizá un poco más, de nuestra posición, en la otra punta del centro de la urbe.

Callejuelas de florencia de noche


Llegamos al restaurante “Le Campane” un poco tarde. De hecho fuimos los últimos en llegar y en marcharnos (por poco). Como se lo que fastidia esto al personal, tratamos de comer rapidito y así lo hicimos aunque sin atropellos. Cenar lo que se dice cenar.... cenamos de miedo. Todo exquisito, recién hecho y a la carta. Acompañamos con vino tinto toscano que hizo honor a su fama (ni punto de comparación con los vinos “tintos” austriacos aunque nada que envidiar de los buenos caldos españoles, es decir, vino en condiciones). Como hablaré de la gastronomía en su correspondiente apartado, tras pagar la cuenta nos dirigimos, un poco contentos, a hacer turismo nocturno. Pobrecilla S. que no le gusta el alcohol y nos tuvo que aguantar la tontería. Además, ella era la única autóctona del grupo y, siendo de Nápoles estaba empeñada en que ir de noche por cualquier ciudad italiana es tan peligroso como por su ciudad. Por suerte no estaba en lo cierto. Florencia es una ciudad encantadora, tirando a pequeña y por lo que vimos, al menos en el centro turístico es muy tranquila. Esa noche era un lunes cualquiera y anduvimos hasta las dos de la mañana sin parar de encontrarnos con gente que salía a tomar algo por los pubs o simplemente a pasear. Lo mejor de todo, es que sólo había un 5% de la gente que se mueve por el día ó incluso menos. Asi que, fue una delicia y un privilegio el poder observar los edificios más emblemáticos prácticamente desiertos, para nosotros solos, como si fueran nuestros. Esa atmósfera maravillosa me convenció para volver algún día a terminar de visitar todo lo que dejé pendiente. Así que, queridos lectores, a vosotros dos os aconsejo que si vais disfrutéis de un paseo a medianoche. Encontraréis una ciudad completamente diferente y de belleza insuperable. No olvidaré este cumpleaños.

Al día siguiente tocó un mega intensivo de cultura (todavía lo estoy asimilando). Fuimos al museo de la Academia y a la Galería de los Oficios (Galleria degli Uffizi). No olvidéis llevar agua a estos sitios. Prácticamente en cualquier rincón podéis comprarla menos dentro de estos sitios. No olvidéis tampoco, al igual que con los Museos Vaticanos, el comprar los tickets online y con antelación. Os podéis ahorrar muchísimo tiempo de espera bajo el Sol abrasador aunque un ratito no os lo quita nadie, ratito en el que veréis lo que es pasar calor y así os alegraréis más al entrar. Los de mente malévola se reirán de los desgraciados que tienen que seguir fuera varias horas, los de mente pura los compadecerán y otros pasarán del tema directamente. Este día sirvió también para callejear un poco más descubriendo sitios como la “falsa casa de Dante” (la auténtica se quemó/la quemaron), el Palacio Vecchio, el puente del mismo nombre y mil pequeñas cosas más.

Al mencionar lo de comprar agua he recordado que que en Florencia son un poquitito careros para todo (menos el café y la pizza) también en los supermercados aunque por lo que nos dijo el tipo del hostal, si te alejas algo del centro puedes encontrar mejores precios. Si estáis vagos, en la misma plaza del mercado central tenés un mini-super de precios atracativos. Ya que me he puesto con el tema de las compras, Florencia es famosa por sus productos fabricados en cuero curtido como cinturones, guantes, bolsos y carteras, etc., y también, son famosos los productos en seda como las corbatas, pareos y pañuelos. La joyería tuvo mucha importancia antaño y de ello quedan numerosas muestras, especialmente en el Puente Vechio. Todos estos productos los podéis encontrar en los numerosos mercadillos. En cuanto tienen cinco metros cuadrados montan una tiendecilla portátil de estos productos. Si los mercadillos no son de vuestra confianza porque el precio es irrisorio, podéis dirigiros a las mil tiendas más chic que de seguro aplican mayor margen de beneficio. De todas formas, el precio no están mal. Es fácil encontrar corbatas de seda (en tienda) por 12 – 15€. Por otro lado, está el otro tipo de “comercios”, los ultraligeros del sistema mercantil, los manteros (esa gentecilla que seguramente no tiene donde caerse muerta y que se ve obligada a vender todo tipo de mercancía de dudosa procedencia y a salir por patas cuando se acerca la policía). La primera vez que estuve en Florencia los personajillos estos se dedicaban a la venta indiscriminada de bolsos de imitación de Peluche&Palangana o gafas de sol de Perrera. Sin embargo, esta vez el éxito de ventas recaía en los cuadros famosos impresos en papel fotográfico DIN-A3. Los extendían por el suelo en cualquier parte, y había que andar con mil ojos para no pisar la sonrrisilla de “La Gioconda”.

Mercadillo del porcellino

Mercado del Puente Vecchio. Sobretodo joyería. No soñéis con verlo
así de vacío a menos que vayáis de noche.

Mercadillo de San Lorenzo (sección especial de cuero)


Poco más puedo añadir sin intervenir directamente en los relatos de los distintos monumentos y, como he decidido partir las entradas hiperlargas en varias más asequibles para los lectores, me despido aquí y pronto iré subiendo alguna cosilla más.

Próximamente en sus ordenadores: “Santa María del Fiore y el Campanario de Giotto (Florencia II)"