miércoles, 2 de diciembre de 2009

CRACOVIA, ESA GRAN DESCONOCIDA

Antes de nada, pedir disculpas por haber tardado en escribir. Estuve enfermo unos días y luego me fui a Budapest otros donde casi me puse enfermo otra vez. Ahora si, comienzo:

Todo comenzó un día cuando K. me pregunto:

"¿Tienes algo que hacer tal día?"

Faltaban 2 o 3 semanas y le dije que no. Que voy a tener yo que que hacer. Regla numero uno en Viena. No hacer planes.

A la semana siguiente le pregunte que para que me quería ese día. Me dijo que para ir a Polonia...

"¿Quééééé? Para ir a Polonia y me lo dices así sin mas?"

Enseguida me explicó la situación. Resulta que tenía que ir a una boda y de paso dejaba allí el coche para que lo usara su familia. Iría de viernes a domingo. Se prestó pues a llevarnos "by the face" sólo por la grata compañía que le ofreceríamos. Además, nos busco alojamiento en casa de unos amigos suyos que no estaban ese fin de semana. Mejor imposible (aunque me tocara un sofá). Dicho y hecho, así como para negarse. Nos dijo que el viaje de vuelta serían 35€ y asumí que merecía la pena.

Llegó el viernes esperado y allí apareció con el VW Golf en mi residencia otra vez. Llegó sobre la una porque había tenido clases. Salimos disparados (es un decir, porque desde la multita de Bratislva conduce con mil ojos) y fuimos dirección a Polonia. Para llegar allí habría que cruzar toda la República Checa. Precisamente cerca de la frontera pasó algo gracioso.

Resulta que K. (polaco y el conductor) de repente dijo:

"¡Look There´s a casttle in MI CULO!"
(¡Mirad, hay un castillo en mi culo!)

Evidentemente me partí de la risa, y la gente claro, no lo entendía, bueno S. si que es español. Los demás M (USA) y M (Bélgica) a esperar la explicación.

Pues la explicación para los españoles no tardó mucho en llegar resulta que había un castillo de verdad y resulta que estaba en Miculo de verdad, capital del vino en la República Checa.

¡Famoso es Miculo!
¡Miculo esta lleno de vino!
¡Miculo esta lleno de granos.... de uva!
(y así todo lo que queráis, pero vosotros mismos en vuestras casas que por mi parte ya vale por esta entrada. Debería aclarar que se escribe Miculov)

Castillo de Miculov

Sigo con el relato, pero antes me gustaría comparar la república Checa con el norte de España porque está llena de praos y alguna montañeja que otra, finalmente llegamos a Polonia. Polonia, ese lugar maravilloso. Comenzaré describiendo las carreteras polacas y su forma de conducir.

En Polonia, las carreteras están muy bien señalizadas, lo malo es que los conductores no usan gafas. El límite de velocidad está impuesto sólo para los cobardes, ahí el que no corre vuela. Cuando asombrado le pregunté a K. el porqué de este comportamiento (150km/h en lo que en España equivale a una carretera nacional) me dijo que en Polonia no pasa nada, normalmente los conductores se avisan unos a otros con las luces cuando hay una patrulla o RADAR cerca y que a una mala malísima, si te para la velocidad, 5 o 10€ bastan para convencerle de que hiciste con él la mili en el mismo barracón. A parte de la velocidad, es bastante usual ver como en una carretera de dos sentidos y con un sólo carril para cada lado se colocan en paralelo 3 coches. Los de los lados se apartan y el tercero adelanta al mismo tiempo por el centro (esto lo vi también en Italia).

Cosa curiosa de Polonia es que debido a la guerra y falta de recursos, no tienen red de autopistas y, de autovías, no van sobrados. Eso si, las carreteras nacionales no están mal si obviamos el principal problema a nivel general tanto de calles de ciudades como de carreteras. Este problema es que, debido al frío, el agua que hay bajo la calzada se congela y aparecen unos baches tremendos. Pues así todo el país, todo lleno de baches. Ganas me dieron de abrir un negocio de Niveles y compaginarlo con otro de apisonadoras. La peor parte se sufría en las ciudades y daba la sensación de que habían sido bombardeados recientemente. (K. tuvo que aguantar unas cuantas bromas por este aspecto).

Ahora dos anécdotas en las carreteras de Polonia:

Nada más pasar la frontera de la República Checa con Polonia, K. aflojó un poco el acelerador porque daba la sensación de que habría la típica patrulla fronteriza. Estábamos pues en un largo y estrecho puente de 1 solo carril para cada sentido y limitado a 70km/h. Fuimos a 70km/h y a mitad de puente un camión se puso a un palmo de nuestro coche y con las largas. K. no quiso acelerar porque estaba bien marcado lo de 70km/h. Pasados 2 minutos, el carril se convirtió en 2 carriles y el camión nos pasó con mala leche. Justo cuando se puso delante pegó un frenazo con el freno de mano (o lo que fuera) que llegó a bloquear las ruedas de remolque y todo. Luego acelerón y otra vez frenazo. K. se puso nervioso y al intentar adelantar el camión se cruzó en medio de la carretera para cerrarnos el paso. Solución, nos paramos un rato y esperamos a que se matara el sólo (creo que esto no llego a pasar).

La segunda anécdota también involucra a un camión, anduvimos buscando un restaurante típico de comida polaca. Íbamos circulando por una carretera nacional de 2 carriles, la carretera era, al modo de conducción polaco, acelerar a lo que de el coche (140km/h) y frenar cada kilómetro porque había semáforos para cruzar. Justo cuando llegamos junto a la puerta del restaurante, el semáforo se puso en ambar a nuestros pies y pasamos justos (de sobra). El coche que circulaba a nuestro lado no lo creyó así y pegó un frenazo para no pasar el semáforo. Consiguió frenar justo en la línea, no así el camión que iba detrás de él que le metió un empentón que lo dejó a 50m. Los ocupantes salieron ilesos aunque su coche no tanto.

Fin de las anécdotas carreteriles.

Lo primero que me llamó la atención de Polonia al pisar el suelo (a parte de los baches) fue que están mucho mejor de lo que pensaba en un principio, no llega al nivel de vida de Austria pero no se quedan atrás de España (aparentemente) salvo en asuntos de sueldos y coste de las cosas. Lo segundo que me llamó la atención es que en los servicios no encuentras agua fría, es siempre templada. Se lo que estáis pensando:

"¿Y este pánfilo porque se fija en cosas tan raras? "

Si pensáis un poco, ¿qué haríais vosotros después de 5 horitas en un coche? Si, bajar, mirar alrededor para buscar un baño y lavarse las manos después. Entendéis ahora ¿no?

El restaurante al que fuimos era muy diferente a lo que yo había visto nunca, se trataba de una cabaña enorme construida sobre la bases de troncos vivos y luego cerrada con más troncos. Era muy espacioso, todo hecho en madera, al estilo que os podréis imaginar si habéis visto las tabernas de Asterix y Obelix ó de alguna película de temática vikinga. En el centro del restaurante había un fuego enorme donde se hacía toda la comida a la vez (había sitio para hacer una vaca entera). Tenían allí pucheros enormes, parrilas, sartenes, todo junto. Cenamos platos típicos de Polonia cuyo nombre no consigo recordar pero si que podría describir a lo que se parecían:
  1. -Queso de cabra rebozado y frito con mermelada de "cosa roja del bosque"
  2. -Pincho moruno de grasa de cerdo y de vez en cuando carne.
  3. -Pierogis (es el nombre de verdad) que viene siendo empanadillas tamaño familiar rellenas unas de queso y otras de carne picada, todo ello picante.
  4. -Ensalada de legumbres varias.
  5. -Carne asada.

Todo delicioso, en raciones tremendas y acompañado de buena cerveza y de postre "Sicuepiés" que no era otra cosa que vodka con zumo de frambuesa y tabasco. Esto último era una ofensa no tomarlo. Al finalizar, nos invitó K. a todos, 25€ por comida para 5 que aún sobró y bebida incluida. Ahí supe que me iba a gustar mucho Polonia. Cosa curiosa del lugar era que la gente, después de meterse entre pecho y espalda una bandejaza de comida se ponían a bailar con la música en directo de la orquesta. Era graciosa la forma tradicional de bailar, algo así como dando saltitos en pareja.

Una vez cenados fuimos a Cracovia (el restaurante quedaba en las afueras) donde hicimos una visita relámpago con el coche (eran ya las once), lo primero que fuimos a ver fue un monumento que hay en la cima de la montaña. Rodeado por uno de los castillos. El castillo, de ladrillo, muy bonito él, ahora es un hotel, así que si queréis visitar Cracovia este puede ser un buen sitio (aunque queda a desmano). Volviendo al monumento, me gustaría poner aquí la historia del mismo pero no la encuentro en Google así que pongo lo que creo recordar, si me equivoco lo siento. El monumento por así llamarlo, es una colina verde bastante rarita. Resulta que en un siglo no muy cercano, un general muy querido por el pueblo, valeroso y guerrero como él mismo, murió. Se llamaba Kopiec Kościuszki, lo enterraron allí arriba y la gente como ofrenda empezó a hacer la caminata hasta la tumba y entregaron un pozal de tierra cada uno hasta que formaron la colina. No hace falta decir que tuvo que subir mucha gente. La colina, en realidad tiene forma del estereotipo de "hez vacuna", es decir, en forma de pastelillo o forma de helado. Los habitantes lo saben y se puede bromear con ellos.

Colina del General

Castillo con la colina detrás

Al escuchar esta historia y ver la colina, no pude dejar de pensar que en lugar de ser muy querido el señor ese, a lo mejor era todo lo contrario. Me explico, creo que fue un malnacido asesino de masas y que a lo peor se ganó la reputación de demonio o algo de eso. Por eso, los habitantes lo enterraron tan a conciencia. Pero bueno, esto es sólo una suposición, creo que es más fiable la historia que me contaron a mi.

Tras la visita a la colina, el castillo y la vista general de la ciudad y el río, bajamos al centro donde vimos por primera vez un poco de la ciudad. La catedral, la torre de la justicia, la plaza principal, la universidad, mil y una iglesias... Todo eso y más dio tiempo a ver en un par de horas ya que la ciudad es pequeña por más que parezca lo contrario. Vimos también a un montón de gente (era viernes) y muchos locales de fiesta, evidentemente no fuimos a todos pero uno de ellos me hizo gracia. Se trataba del pub más caro de Cracovia, fuimos allí guiados por K. El pub era bonito, muy pijo y con la clientela a juego. Lo gracioso es que era el más caro de Cracovia y por una pinta de cerveza nos sablaron 2€. Por 2€ te compras una en Viena en un puesto de kebaps, en un bar es el doble y en el bar más caro jamás lo sabré.

Después de esto fuimos a la casa a reposar. Se trataba de un piso en las afueras de Cracovia, conectado con la ciudad por bus. Pero estos detalles no parecen divertidos ni útiles así que paso a relataros un poco lo principal que vimos en la ciudad los días siguientes.

Cracovia es una de las ciudades más grandes de Polonia, tiene cerca de un millón de habitantes y en otro tiempo fue la capital del país (ahora es Varsovia por lo que hay rivalidades entre ellos). El río Vístula atraviesa la ciudad partiéndola por el sur y dejando una bonita estampa del castillo. Para más información podéis pinchar el enlace a la wikipedia.

La ciudad, a pesar de su millón de habitantes y carecer de rascacielos, se puede ver en un día intensivo. Lo principal a visitar es la plaza principal donde se puede encontrar la catedral, la torre, el Museo Sukiennice, el Museo de Historia y las típicas atracciones para turistas como un mercadillo, cafeterías a mansalva, estatua vivientes y paseos en carroza (nótese que aquí, los caballos no usan pañales como en Viena, lo cual, para el que va a pinrrel es peor, en beneficio del usuario de la carroza que no aguanta las emanaciones nocivas de tan ecológico transporte).

Vista del trompetista de parte de la plaza

Museo Sukiennice

Una vez en la plaza principal, lo primero que hay que hacer por las mañanas, y más aún de turismo, es sentarse en un buen lugar y estudiar un poco el mapa. Si mientras tanto te tomas el mejor café del mundo pues mejor. Ahora os pongo una foto para que veáis un "Café Cebolla" con 5 capas diferentes, os diría exactamente que era cada capa pero sólo recuerdo con exactitud que estaba muy bueno. hago un esfuerzo, de abajo a arriba: sirope de chocolate, nata "no se qué", café con leche, nata montada, canela y virutas de fruta. Todo por 1,5€ enfrente de la catedral. Si, no exagero como hizo Zapatero en su día redondeando para abajo.

Supercafé

La catedral en si (Catedral de Mariacki), no es que sea la más bonita del mundo, se ve por fuera modesta, ni grande ni pequeña, sólo con una torre grande y otra a medio camino. Lo que menos me gustó fueron las paredes de ladrillo caravista que le daban un aspecto de cualquier cosa menos de catedral. Lo mejor, su interior. Se ve que en Polonia son una población muy cristiana practicante y la gente dona mucho dinero aunque no les sobre. El interior pues, precioso. Una atracción/anécdota/curiosidad de la catedral es que a cada hora en punto, después de que el reloj cante. Aparece en la torre alta un trompetista tocando unos segundos por cada costado. K. nos contó una historia sobre este señor bastante curiosa. Dicen los ancianos del lugar, que dentro de la torre no hay sólo un trompetista sino dos, y que estas curiosas criaturas prefieren el azúcar refinado a cualquier otro alimento en el mundo. Resulta que cuando se les acaban los azucarillos juegan una partida de cartas y el que pierde tiene que bajar a pedir azúcar a los turistas de las terrazas y cafeterías. Le lleva una mas de media hora bajar las escaleras y otro tanto subirlas una vez que tiene el azúcar. También dicen los ancianos, que si por casualidad eres el primero en cruzarte en su camino cuando ha bajado, te roba la bebida que lleves porque tiene la boca seca, otras gentes menos confiables dicen que si te cruzas en su camino y no tienes azúcar para darle te roba el alma con la trompeta pero yo eso ya no me lo creo, es ridículo ¿no creéis? ¿para qué iba a bajar con la trompeta en la mano con lo que pesa? Si me hubieran dicho con su ojo de cristal todavía me lo creo, que eso si que da mal rollo. En fin, desde que lo supe me guardé el azucar del café en el bolsillo por si las moscas me cruzaba con él aprovechando que yo lo tomo "sin".

Catedral de Mariacki

Catedral de cerca (trompetista en la torre de la izquierda)

Interior de la catedral

La torre que hay en medio de la plaza, como cosa reseñable es que es a sus pies donde se ejecutaban las sentencias de amputación o de muerte. De hecho hay una cruz que indica el lugar exacto.

Torre

Los demás edificios, los museos, no los visité por dentro por lo que no puedo decir nada sobre ellos. Sólo que por fuera estaban bien rematados. Prefierí invertir mi tiempo en pasear por el mercadillo y alrededores. En el mercadillo es donde encontré un regalito para mi abuela, fan incondicional del Papa Juan Pablo II.

Si te alejas un poco de la plaza, todas las calles son semipeatonales de suelo adoquinado al igual que la plaza principal. Se pueden ver iglesias cada cien metros más o menos, pequeñas eso sí. De hecho, en un cruce de calles se ven hasta 3 iglesias (en las fotos). Otras construcciones destacables son las puertas de las viejas murallas. Están bien conservadas y son bastante bonitas. También se debe destacar los edificios grandes como los de la universidad y por supuesto el encanto de la ciudad en sí con las casas bonitas y pobres al mismo tiempo. Este efecto se ve sobretodo en el antiguo barrio judío, zona recomendable para darse un paseo y para disfrutar de la maravillosa zapiekanka.

Iglesia número 1 del cruce

Iglesia número 2 del cruce

Iglesia número 3 del cruce (un poco más alejada)

Una de las puertas de la muralla

Puerta del cementerio judío

La zapiekanka es un tipo de comida rápida típico del país. Es media barra de pan con cosillas por encima. La base es carne picada, queso y champiñones, aunque luego hay mil variaciones diferentes (como las pizzas vamos). Lo normal es añadirle, una vez cocinada, hojas verdes de cebolla picada (como si fuera perejil) o cebolla frita y luego tienes la opción de ponerle salsas por encima. Los precios varían entre 3 y 8 zlotys (0'7-1'3€). A mi gusto la de salmón estaba tremenda y la vegetal también. Os aseguro que con una estás servido, son 30-40cm de pan a rebosar de cosas. El mejor sitio para comprarlas es kazimiez, en el barrio judío.

Kazimierz

Zapiekanka (modelo no típico dice K.)


Por lo demás, queda de destacable el Castillo Real (yo lo ví), la Catedral de Wawel y sus alrededores consistentes en la propia Colina de Wawel y los parques adyacentes. El Castillo Real fue, como su propio nombre indica, el lugar del rey durante varios años, más tarde fue la sede del gobierno hasta que se trasladó la capital a Varsovia. Las murallas del castillo rodean toda la colina y en el centro, en lo más alto se encuentra la Catedral. La catedral es famosa por ser la tumba de gente muy importante y por su estilo arquitectónico difícil de encontrar tan al norte. Justo a sus puertas tiene una escultura del Papa Juan Pablo II. Estas construcciones son las que más me gustaron de todo por su buen estado y su toque medieval.

Castillo Real

Catedral de Wawel

Castillo Real

Escultura de Juan Pablo II a las puertas de la catedral

Catedral de Wawel

Vistas desde la Colina de Wawel

En los alrededores se puede encontrar una estatua enorme en bronce del famoso dragón de Cracovia. La estatua es peculiar por su forma y también porque de vez en cuando escupe fuego. Si tienes prisa por verlo puedes mandar un SMS a un número determinado para que lo haga. La leyenda del dragón es bastante curiosa. Se supone que el castillo está edificado encima de un laberinto donde vivía un malvado dragón de la variedad "sin alas", este se dedicaba a comerse a la población y por supuesto eso no era del agrado de la gente. Al final, como San Jorge andaba ocupado en otro sitio, un listillo le dio una oveja rellena de azufre, se la comió, le entró una sed tremenda y como estaban los supermercados cerrados por ser festivo nacional, murió después de beber agua en el río Vístula (le mató el agua porque el agua es para los peces dicen en Polonia). El laberinto es real y se puede visitar por un módico precio.

Escultura del dragón

Tras visitar lo visitable, paso a relatar lo importante. ¡QUE BIEN SE COME EN CRACOVIA! Ese día fuimos a cenar a un restaurante por recomendación de K. Cada uno se pidió un plato (casi al azar) y otro de postre. Cenamos de lo lindo. Todo por un precio ridículo en un restaurante muy bien preparado, con camareros con traje y guantes, también había un pianista tocando en directo. Nada que ver con el McDonald's. Entre otras cosas comimos:
  • Ensalada muy variada en el centro
  • Pierogis (otra vez) con acompañamientos varios
  • Un trozo enorme de algo matado a balazos guisado excelentemente con patatas.
  • Una sopa curiosa donde las haya (más adelante el porqué)
  • Gulash o mejor dicho, una especie de cocido de vegetales y carne.
  • De postre buenas raciones de pasteles y frutas en almibar.
La sopa curiosa consiste en un pan de dimensiones tremendas, con forma de la colina famosa antes mencionada, ya sabéis, de "helado". Pues bien, el pan está abierto por arriba y desmigajado. Dentro está la sopa con carne variada incluída. El pan, a pesar de ser tierno, no se deshace con el líquido caliente y además estaba bueno.

Sopa polaca (no es la original, tenía mejor pinta la nuestra)

De Cracovia ya no me quedan cosas que contar, tan sólo que si os quedan fuerzas para salir, hay buen ambiente a buen precio. Es barata y me consta que es buen destino para Erasmus. El inconveniente es que sólo la gente joven y los profesionales hablan inglés (en la universidad también) y que el polaco es difícil de aprender con diferencia.

Se me olvidaba mencionar que al lado de Cracovia está Auswitch y que es muy fácil encontrar alguna forma de llegar hasta allí. Yo no fui por falta de tiempo y porque no me atrae mucho la idea de ver un lugar tan morboso (por mucha historia que sea). Cosa a mencionar de la foto siguiente es que la puerta, la hicieron los judíos obligados. En la inscripción ("El trabajo os hará libres") pusieron la "B" boca abajo en simbología de que es falsa la afirmación para que lo supieran los que llegaran nuevos.

Puerta de Auswitch, escrito "El trabajo os hará libres"

La vuelta a Viena fue graciosa y digna de mencionar, se suponía que iba a costar 35€ pero al final se quedó en 25€ porque K. lo regateó. No penséis que volvimos en autobus o tren, volvimos en taxi. Una Mercedes Vito bastante nuevecilla se encargó de ello. Ahí me senté, junto al conductor para ver como ponía el trasto ese a 150km/h con una mano mientras con la otra mandaba un SMS o bebía Redbull. A mitad de camino, en la República Checa, nos paró una patrulla de policía y nos pidió la documentación, se tiraron un rato para comprobar papeles polacos, españoles, austriacos, belgas y americanos. Aun así no nos pidieron 600€ (como en Bratislava) cosa que es de agradecer. En menos de 5 horas nos dejó el taxi en la puerta de casa a cada uno de nosotros lo cual vino bastante bien a las 2 de la mañana.

El próximo relato irá sobre Praga. Espero tenerlo terminado pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, introduce aquí tu relato, comentario, burla, sátira o tontada. No olvides firmar y por favor, no uses color rojo que es el que uso para corregir. Las notas las colgaré en el tablón y la revisión será un día antes.

Gracias de muñeca