El baile en el Palacio de Hofburg, también conocido como Palacio Imperial, es una tradición anual que lleva a cabo cada universidad de Viena. Concretamente debe haber unos 3 ó 4 bailes diferentes porque las facultades más pequeñas suelen aliarse con otras más grandes.
Parte principal del Palacio de Hofburg
Mi baile en teoría era el organizado por mi universidad (BOKU). La cosa fue que al principio no le di mucha importancia y para cuando quise ir a comprarme la entrada ocurrió el desastre. ¡Habían vendido todas las entradas! Y eso era algo que me costó entender porque exigen etiqueta para asistir y, francamente, no me imaginaba ni a la mitad de mi universidad accediendo a llevar un traje, por aquello de sus convicciones propias y tal, pero resulta que las fiestas son para todos y por un día no debe pasar nada. Así que, como el baile estaba completo, decidí preguntar por la lista de espera con la esperanza de que no la gestionara la sanidad española. Así fue, no me dieron hora para dentro de tres meses, directamente me dijeron que no me hiciera ilusiones y que ni se apuntaban mi nombre porque era muy largo y la tendinitis no la cubría el seguro. Les agradecí su franqueza y me marché cabizbajo bajo la intensa nieve en un día gris, completamente desolado. Caminé 5 pasos y recordé que ni siquiera quería ir en un principio así que por arte de magia salió el sol de nuevo y con él una sonrisa en mi cara (supongo que fue una coincidencia).
A los varios días descubrí que otra de las universidades, concretamente la Universidad Técnica de Viena, daba su baile en el mismo sitio y a la misma hora pero una semana más tarde. Como todo el mundo no paraba de hablar de lo fantástico que iba a ser el dichoso baile empezó a picarme la curiosidad. Tras hacer un sondeo entre mis amistades que se quedaron fuera del primer baile decidí asistir. Por 20€ tienes una plaza que te habilita a estar de pie y rondar cual inspector de propiedades. Por algo más, creo que 27€ tienes derecho a lo mismo pero con el plus de poder acceder a una silla en alguna de las veinte mil salas. Obviamente, al constatar que no soy de los que usan tacones, elegí la "clase turista" y aguardé a que llegara el día esperado.
Finalmente llegó el 28 de enero, ese día coincidía que una compañera de la residencia volvía a su hogar así que deliberadamente decidí llegar al palacio más tarde para poder celebrar su partida. Digo celebrar en el sentido de que "¡oh, que pena que se va!" no en plan de "¡adiós bruja!, la chica era muy maja. Aporté pues a la fiesta de despedida una tortilla de patata tremenda, me salió de 9'5, fue un orgullo para mí y dicho sea de paso para todos los españoles (yo era el único e hice de embajador con tan maravilloso invento).
Pedazo de tortilla que me salió
Tras celebrar su marcha durante unas horas marché al palacio. He de decir que me perdí la ceremonia de apertura pero los titantosmil asistentes del palacio se perdieron la tortilla de patata. Marché pues trajeado y empajaritado correctamente gracias a que K. me prestó la suya. Digo correctamente, porque la pajarita era obligatoria y, la idea, en caso de no haber encontrado una pajarita normal, era comprarme una en el H&M de color naranja con topos morados (esa era la más horrible por supuesto) por 1€.
Así de guapo estaba yo
La mascota del baile de la universidad técnica era este nuevo deportivo de KTM.
Hasta él tuvo que ponerse pajarita para poder acceder.
El baile se desarrollaba en la parte noreste del palacio, no es la parte semi circular, es la de estructura más "tradicional" (rectangular vamos). Aunque no fuera la parte principal, el lujo estaba por todos los lados. Los techos altísimos, las puertas y ventanas enormes, columnas y revestimientos de mármol rojo de Calatorao, las escaleras de película, los espejos gigantes, los cuadros, etc.
Otra de las salas con su orquesta al fondo.
En realidad era un pasillo pero seguro que alguien ha picado.
En fin, era un palacio, como el de las películas, ¿quién no ha tenido uno de pequeño?, pues eso, que tampoco me voy a poner a describir cada centímetro del mismo. Lo importante era la atmósfera especial que otorgaba al baile el saber que estabas en un sitio tan importante.
Ala noreste del palacio. Es sólo una pequeña parte de lo que cubría el baile.
Concretamente es una de las 4 salas de idéntico tamaño.
Foto de la apertura del baile (como yo no fui mandé a Spiderman)
La noche transcurrió de forma normal, ruta de reconocimiento, un par de bailes de vals y luego a investigar la cultura austriaca. Con este último fin me dispuse en lo alto de una de las salas de baile (había 4 como la de la foto) y presté toda mi atención a lo que sucedía frente a mis ojos. Básicamente aprendí pocas cosas pero sorprendentes.
Fauna asistente al evento
Más fauna asistente al evento y vista general de la sala.
Una de las cosas que aprendí fue a distinguir los españoles de entre la multitud, es fácil. Mientras los austriacos bailan perfectamente acompasados a su ritmo de 3 tiempos girando y girando a lo largo de toda la sala sorteando los obstáculos con gracia y sutilidad, los españoles en cambio, son básicamente los obstáculos. No tengo documentos que lo acrediten para que no salga de aquí.
Otra cosilla es que, al igual que en España, en Austria también tienen su propio "Paquito el chocolatero", eso sí, se baila en pareja y en coordinación con doscientas mil parejas más, mientras alguien con la voz cantante va cantando las órdenes con la música de orquesta clásica de fondo. Personalmente el baile es muy fácil si sabes alemán porque básicamente era atrás, alante, vuelta, saludo (nada de inclinaciones obscenas).
Momento de inicio del "Paquito Schokolade"
La fiesta terminó sobre las cinco de la mañana y mi conclusión es que si tenéis la oportunidad de ir a alguna parecida no os la perdáis porque la atmósfera es única y el edificio también. Si no os gusta bailar siempre podéis observar a la gente que cree saber y arreglado.
Para terminar me gustaría haceros reflexionar sobre con qué arte he colado una tortilla de patata en un tema que debía haber tratado sobre palacios, lujos y exquisiteces. Precisamente es en ese último punto dónde cuadraba.
¡Hasta pronto!
Foto bonus de M. y mía.
Qué caramba, si estabamos fetén, nos quito el avatar pero no os acostumbréis.
Habrías estado más molón con la pajarita de H&M! jajaja
ResponderEliminartenías razón.. glamour a raudales! ;)
Jajaja, lo mejor la foto de Spiderman, jajaja.
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