Todo empezó la alegre mañana de un martes, sería la 1 del medio día después de la clase de "Genetics of Diversity". Una vez que ya había llegado a la residencia procedí al ritual comunmente conocido como "cambiarse de ropa" y una vez acomodado a la etiqueta que mi habitacion requiere para un aforo de una persona recibí la visita de Krzysiek (K. a partir de ahora). ¡Vaya por Dios!, que oportuno, en fin, no tenía nada que hacer "obligatorio" ese dia así que una visita alegra a cualquiera.
Me propuso ir a comer al MENSA (el comedor de la universidad vamos) y como por aquel entonces no había ido ni una vez accedí empujado por la curiosidad. Al fin y al cabo, llevaba comiendo ensaladas 10 dias y variar un poco no mata a nadie. Como la cosa era ir, como quien dice, "aqui al lado" comer y volver cogí lo primero que vi por el armario y fuimos para allí.
Al llegar al MENSA me di cuenta de que la comida tradicional austriaca servida de mala manera en un plato que debía de llevar como hora y media esperando conquistar el estómago de algún insensato y, por supuesto, no era lo mas apetitoso. Básicamente habia 3 opciones:
- Algo oficialmente muerto, en su salsa y acompañado con una bola de miga de pan estrujada hasta hacerla compacta y densa como el plomo, todo ello rodeado por lentejas con color y olor a mostaza.
- Cuatro hojas de lechuga rodeando 3 palitos de pescado ultracongelado de aspecto "Tan seco que ni con el Danubio lo pasas" (mas adelante descubrí que era en realidad no era pescado, si no queso rebozado)
- Pasta, lo único normal o reconocible. Lo malo era que no me apetecia pagar 3€ por un plato mini de pasta blanca, sin nada, ni un triste cacho de cerdo para acompañar.
En fin, al final opté por la 4ª opción. Se trataba de un carrito lleno de varias ensaladas, coges un plato y te sirves a tu gusto por 1,5€. Después de volver a comer ensalada un día más volvimos para la residencia. Justo en ese momento recordé que había quedado con J. para ir a comprar una bici pero como no había concretado nada, ya lo dejaba para otro día.
Al llegar a la residencia, J. estaba en la puerta por casualidad y me recordó lo acordado. Así que como K. tambien quería una bici y no tenía nada que hacer fuimos los 3 para allí. El lugar no estaba cerca, de hecho no estaba ni si quiera en Viena. No obstante, la certeza de que había un misterioso hombrecillo amante de las dos ruedas, el cual nos proporcionaría la mejor y más fantástica bicicleta del mundo explorado, era demasiado grande como para no aventurarse a recorrer el trecho que hiciera falta y enfrentarse por el camino a todos los obstáculos que nos pudieran asaltar. Dicho esto, procedo a incluir un mapa del recorrido:
Recorrido hasta la villa oculta
Sólo teníamos que caminar 10 minutos hasta la linea U6 en Nussdorferstrasse, dejar el metro en Philadelphiabrücke, hogar de las oscuras criaturas y confluencia de los caminos reales del norte y oeste, coger un cercanías atravesando el valle de LLanowar hasta la última parada, Perchfoldsdorf. Desde ahí caminar un par de kilómetros por el bosque sombrío hasta la casa del misterioso Lord of the Bikes.
Una hora más tarde llegamos al misterioso poblado del Lord of the bikes parecía como Nueva Nueva Inglaterra, todo verde, cuidado, lleno de rotondas, zona residencial con acabados de lujo, parquet y cocina completa. Había más rotondas que coches, en serio. Resumiendo, pueblo residencial de las afueras de Viena, muy bonito y muy cuidado con chalecillos caros everywhere.
LLegamos por fin y sin perdernos gracias al Gran Posicionador Supersónico (GPS) y ahí empezó la odisea de la interpretación. Resultó ser el senor de las bicis, un afable anciano con cara de majete y buena persona como el que más, unas barbas blancas de ermitaño y una barriguilla de amante de las tartas de frambuesa (esto se podia deducir por el trozo de tarta de frambuesa que portaba y la camiseta de "Ich Liebe Himbeer-Torte " o en español "Yo amo las tartas de frambuesa"). Este señor accedió a darnos bicicletas si superabamos 2 pruebas de valentía y sabiduría que sólo gente de corazón puro y sangre real podría afrontar:
Sólo teníamos que caminar 10 minutos hasta la linea U6 en Nussdorferstrasse, dejar el metro en Philadelphiabrücke, hogar de las oscuras criaturas y confluencia de los caminos reales del norte y oeste, coger un cercanías atravesando el valle de LLanowar hasta la última parada, Perchfoldsdorf. Desde ahí caminar un par de kilómetros por el bosque sombrío hasta la casa del misterioso Lord of the Bikes.
Una hora más tarde llegamos al misterioso poblado del Lord of the bikes parecía como Nueva Nueva Inglaterra, todo verde, cuidado, lleno de rotondas, zona residencial con acabados de lujo, parquet y cocina completa. Había más rotondas que coches, en serio. Resumiendo, pueblo residencial de las afueras de Viena, muy bonito y muy cuidado con chalecillos caros everywhere.
LLegamos por fin y sin perdernos gracias al Gran Posicionador Supersónico (GPS) y ahí empezó la odisea de la interpretación. Resultó ser el senor de las bicis, un afable anciano con cara de majete y buena persona como el que más, unas barbas blancas de ermitaño y una barriguilla de amante de las tartas de frambuesa (esto se podia deducir por el trozo de tarta de frambuesa que portaba y la camiseta de "Ich Liebe Himbeer-Torte " o en español "Yo amo las tartas de frambuesa"). Este señor accedió a darnos bicicletas si superabamos 2 pruebas de valentía y sabiduría que sólo gente de corazón puro y sangre real podría afrontar:
- -Adivinar cual es el jabón que emplean los dioses del Olimpo
- -Superar la barrera de su sordera crónica
- -Aprender a hablar alemán en 5 minutos pues es lo único que sabía.
Lo del jabón chupao, la pila de ropa más suave. Lo de la sordera era fácil de superar, sólo había que ponerse en modo Ender y subir 5 decibelios nuestro volumen. En cuanto a lo del idioma... eso era otra cosa, justamente aquel día me había olvidado el disquete de aleman de 3´5 en los otros pantalones, justamente en el fondo del armario de mi chalet en Sión, así que cuando nuestro destino parecía oscuro cual sobaco de un grillo y nuestras esperanzas se habían ido de nuestro lado. De repente, por obra del destino (again) o del azar, apareció por la calle menos transitada del mundo una chica que accedió a hacer de intérprete, superando así la tercera prueba.
Tras un rato negociando en un tira y afloja, descubrimos que en ese momento no tenía bicis para vender, tenía como un googlopex de bicis en su casa (igual serian sólo 50 y para una persona parecían muchas más) pero ninguna estaba en venta por algún extraño motivo que ninguno alcanzabamos a entender.
¡Dita sea!, después de tanto esfuerzo nos íbamos a ir con las manos vacías. De repente, tras ver nuestras caras de decepción, el hombre dijo que si queriamos alquilar bicis podíamos llevarnoslas una semana y probar suerte la semana siguiente para comprar. Dicho y hecho, sólo una pregunta nos pasó por la cabeza:
"¿Cuánto cuesta alquilar un bici?"
"Nada"
Por ese precio como para decir que no, unas bicis Scott de 400€ pa'rriba con todos los accesorios incluidos: pata, linterna de inducción delante y atras, manillar extra, freno de disco, soporte para botellín, soporte trasero para llevar cosas, ..., hasta tenía suspensión en el sillín para "culos exigentes". Tras dar nuestros datos nos despedimos y nos fuimos todavía incrédulos porque alguien nos había dado una bici a cambio del número del DNI. ¿De que vivirá ese hombre? Por cierto, un pequeño inciso, tenía para alquilar como 30 bicis la mayoría de ciudad, alguna de montaña y otras de carretera. También tenía carros para niños y perros y hasta un tandem. Vamos, un surtido que ni Cuétara.
Al salir de ahí, y con la alegría en el cuerpo recibí una llamada, basicamente me recordaban que era día de opera por 3€ y que merecía la pena ir y tal y cual. La obra en concreto era Nabucco pero eso era lo de menos, lo importante era ir a la ópera y con la alegría del momento nos apuntamos los 3, eso si, la condición era ir en bicicleta hasta allí.
Al salir de ahí, y con la alegría en el cuerpo recibí una llamada, basicamente me recordaban que era día de opera por 3€ y que merecía la pena ir y tal y cual. La obra en concreto era Nabucco pero eso era lo de menos, lo importante era ir a la ópera y con la alegría del momento nos apuntamos los 3, eso si, la condición era ir en bicicleta hasta allí.
Recorrido hasta la ópera y luego a casa
Al principio todo parecía muy bonito, solo eran 15km, y aparte teníamos GPS. Enfilamos la carretera (con carril bici) y fuimos para allí. Una hora y pico mas tarde aparecimos en el centro de Viena, en Karlsplatz con la intención de comprar el billete anticipado. En ese momento nos dimos cuenta de dos cosas:
- -Ninguno iba bien vestido
- -Con el deporte se suda
Ópera de viena
Superada la vergüenza propia inicial, y tras comprobar que no dabamos vergüenza ajena por las pintas, compramos el billete por 3€ y visitamos el edificio, el cual, es una obra de arte mires donde mires. Todo está decorado o bien con cuadros o bien con frescos o bien esculturas. Si no hay pintura hay pan de oro. Todo bonito y reluciente. Tiene además varias terrazas a las que se puede acceder, y también existe la opcion de ir a la cafetería/restaurante, esta es muy curiosa ya que consta de 3 o 4 stands (no barras), parecidos a las vitrinas de una joyeria (recordemos, todo lujo) salvo con la diferencia de que si te acercas te encuentras con un mini plato con dos manjares, dos señoras croquetas por 12€, y al lado el tipico caviar (a 100€) y el champan "Cristal". Pues bien, después de pedir unas raciones de caviar porque no había cenado y después de la botella de champán para apagar la sed consecuente, pagué con el suelto que tenía y entramos a buscar nuestro sitio.
Escalera principal
Techo de la escalera principal
Escultura al azar de por ahí perdida
La plaza más cara de la ópera cuesta 260€ y está situada justo delante del escenario y en el centro. Por 3€, como es de esperar te asignan una plaza en el gallinero, esto viene siendo ariiba del todo, en un costado y por supuesto de pie (las dos horas y media). Desde ahí se escucha muy bien pero verse no es que se vea nada. Tuvimos suerte y nos pudimos cambiar de lugar a uno bastante mejor porque no se había llenado, concretamente estuvimos arriba del todo pero en el centro (veáse foto). Desde ahí se veía todo pero francamente, en este caso, las actuaciones dejaron bastante que desear.
Sitio que nos correspondía inicialmente (arriba a la derecha en la imagen)
Interior de la cámara principal y mi posición en el gallinero.
Mis vistas desde el gallinero (faltaría alguna cabeza por el medio)
Antes de meterme con la opera, que quede claro que pienso volver por varios motivos.
- -Hice la promesa de volver vestido de punta en blanco con traje y corbata.
- -Quiero darle una segunda oportunidad, eso si, a una opera mejor y escuchándola antes de ir o al menos leerme la historia.
Ahora ya puedo meterme con Nabucco. Se trata de un tostoncillo de dos horas y media en el que la música (que es lo unico que a mi parecer merece la pena y mucho) no se oye porque siempre hay alguien gritan.. perdón, cantando. A los cantantes no se les entiende nada (por eso ponen los subtítulos en cada silla con una pantallita digital) canten en el idioma que canten y se mueven menos que un gato de escayola. Básicamente la interpretación (salvo en unos pocos momentos puntuales) se resume en:
- -Se dan todos una vuelta al trote por el escenario mientras no cantan.
- -Se paran en un punto fijo y se quedan todos quietos (y con todos me refiero a todos. Había 40 personas en el escenario y sólo cantaba una y aun así TODOS quietos)
- -El cantante canta mirando a las arañas del techo y abriendo y cerrando los brazos como cuando alguien te pregunta gesticulando"¿me entiendes?" y de vez en cuando variando sus gestos como si estuviera enfadado o como si fuera un pescador mintiendo sobre el tamaño del barbo que ha pescado cuando nadie le veía.
- -Se caya el cantante y vuelve a empezar el proceso en que todos salen corriendo al trote a buscar su nueva posición.
Como ya he dicho tambien hay algún momento más bonito en el que se mueven en coreografia pero fueron muy contados.
Ahora que recuerdo, una anécdota algo escatologica y por lo tanto graciosa fue cuando a la media hora de empezar la ópera, un señor que estaba de pie a mi derecha y a unos 3 metros de mi, aprovechó hasta en 3 ocasiones el redoble de los timbales de la orquesta, para desempolvar su propio y personal instrumento de viento. Por más que él quisiera creer que si, no consiguió entrar del todo a tiempo en ninguna de las ocasiones resultando en 3 estruendosos acoplamientos sonoros que la gente no dudo en acusar con la mirada y apartándose de él. Eso sí él ni se enteró de que iba la película. Creo que ha quedado claro sin tener que ser más específico....
Ahora que recuerdo, una anécdota algo escatologica y por lo tanto graciosa fue cuando a la media hora de empezar la ópera, un señor que estaba de pie a mi derecha y a unos 3 metros de mi, aprovechó hasta en 3 ocasiones el redoble de los timbales de la orquesta, para desempolvar su propio y personal instrumento de viento. Por más que él quisiera creer que si, no consiguió entrar del todo a tiempo en ninguna de las ocasiones resultando en 3 estruendosos acoplamientos sonoros que la gente no dudo en acusar con la mirada y apartándose de él. Eso sí él ni se enteró de que iba la película. Creo que ha quedado claro sin tener que ser más específico....
En mitad de la ópera se hace un descanso para que la gente que está de pie se siente y que los que están sentados se levanten. En ese momento mucha gente aprovechó para irse así que supongo que no era yo sólo el que no disfrutó del todo de la ópera. Tras 5 minutos de reposo exploramos un poco más el edificio sin dejar de admirarlo.
Más techos bonitos
Luego prosiguió la ópera llegando al único punto que reconocí y el cual os reproduzco. Antes de que lo veáis os aviso para que os fijéis en que no se mueven NADA, que parece un cuadro viviente y de paso aviso para que quede claro que la que vi yo no parecía tener tanto nivel, que la del video se ve más superproducción:
Por fin tras dos horas y media terminó y vinieron los 15 minutos de aplausos, este momento fue gracioso porque los cantantes salieron uno por uno a recibir su dosis y se notó un gran favoritismo por la guapa (supongo que era guapa porque a 50m es dificil no serlo cuando no llevo gafas) y la que chillaba más fuerte que nadie (era exagerado).
Al finalizar, salimos del edificio, vimos la pasarela de limusinas y ricachones y luego, como no, para casa a escuchar un poquito de heavy.
Pronto más, que esta semana ando muy liado con unos examenes (si, al menos hay un erasmus que estudia o que lo admite en público).
Al finalizar, salimos del edificio, vimos la pasarela de limusinas y ricachones y luego, como no, para casa a escuchar un poquito de heavy.
Pronto más, que esta semana ando muy liado con unos examenes (si, al menos hay un erasmus que estudia o que lo admite en público).
Muy bueno el eufemismo sobre el "trompetero aficionado". XP
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